La Jornada: Reforma laboral lesiva
30/sep/2012
30/sep/2012
Reforma laboral lesiva
Las fracciones parlamentarias de los partidos Revolucionario
Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), Verde Ecologista de México (PVEM) y
Nueva Alianza (Panal) aprobaron una serie de modificaciones a la Ley Federal del
Trabajo que legaliza, entre otras prácticas, los contratos a prueba, el
outsourcing o subcontratación de personal y el pago por hora. Tales
modificaciones, en caso de que sean aprobadas también por el Senado de la
República, implican para los asalariados un estado de desprotección aún mayor
que el que padecen en el contexto actual, caracterizado por décadas de políticas
de contención salarial, tolerancia a las mafias sindicales y a los sindicatos
blancos, desmantelamiento y saqueo de las instituciones de bienestar y seguridad social y contracción económica sostenida.
Desde ese punto de vista, la reforma legal referida representa una
culminación de las políticas neoliberales aplicadas durante cuatro sexenios
consecutivos; refrenda la hegemonía que ejercen los intereses patronales y
antilaborales en el conjunto de las instituciones y de la clase política, y
confirma que los principales órganos del Estado han renunciado a su condición de
árbitro entre las fuerzas sociales y productivas para decantarse abiertamente
por un desempeño gerencial y proempresarial.
Uno de los argumentos centrales para aprobar la reforma laboral ha sido la
necesidad de impulsar la competitividad y la productividad en la economía
nacional. Cabe preguntarse, sin embargo, si es dable esperar mayor productividad
y competitividad de una fuerza de trabajo debilitada, despojada de garantías y
conquistas y librada a la persistencia de dirigencias sindicales mafiosas.
Asimismo, es inevitable dudar que la economía del país pueda ser más competitiva
y productiva si en vez de fortalecerse su mercado interno se abre un margen
adicional a la explotación desmedida y con ello se reduce a una buena parte de
los trabajadores a la condición de consumidores de mera subsistencia.
En contraste con la cohesión y la solidez exhibidas ayer en la Cámara de
Diputados por este frente antipopular, las izquierdas partidistas y las
organizaciones sociales no fueron capaces de articular una política de
resistencia eficaz para oponerse a las modificaciones mencionadas, en la que
convergieran el trabajo parlamentario y las movilizaciones. Cabe preguntarse si
lo lograrán y si podrán ejercer sobre el Senado la presión necesaria para
impedir que la reforma sea aprobada en sus términos actuales y para inducir
formas de consulta ciudadana que habrían debido realizarse antes de desajustar
una de las piezas fundamentales de la legislación y de poner en riesgo, de esa
manera, la armonía social y política del país.
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